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Published: December 17th 2007
Desde hacía tres años no visitaba la ciudad de Nueva York. A pesar del frío viento, de los días que se iban acortando, el otoño era también un buen momento para visitar la ciudad. Allí estaba yo, para admirarlo y disfrutarlo a plenitud, perdiéndome por los pequeños senderos del Parque Central todo cubiertos de hojas secas, que iban siendo arrastradas por el típico viento otoñal...Me daba la impresión de estar metido dentro del bosque, cruzando un pequeño riachuelo y viendo alguna pequeña caída de agua...Parece increíble encontrarse allí en aquel entorno sin haber salido en ningún momento de la inmensa ciudad.
Podría decir que Santo Domingo fue la ciudad que me vio nacer, Nueva York la ciudad que me devolvió la vida y Barcelona la ciudad que me dio la esperanza...Por eso Nueva York será siempre una ciudad muy importante para mí. Estará siempre en mi corazón y será una de mis ciudades favoritas en todo el mundo.
Hace 6 años que me fui de allí para Barcelona; pero, al volver, siempre tengo la sensación de que no he salido nunca de ella. Todo me parece tan familiar, tan conocido, me trae tantos recuerdos: muchos buenos, otros más tristes;
la vida no es sólo felicidad y alegría. Tiene que haber un equlibrio para que la alegría pueda causar alguna reacción en nosotros cuando la sintamos; de lo contrario, se convertiría en monotonía.
A mi llegada al aerpuerto estaban mi tía y mis primos, siempre felices de verme llegar; y, a quienes el tiempo que paso con ellos, siempre les parece poco. Mi tía es como una segunda madre para mí a pesar de que es sólo unos años mayor que yo. Le agradezco haberme abierto las puertas de su casa cuando me fui a vivir con ellos. De hecho, le estaré siempre agradecido por haberme hecho ver en aquel momento en Santo Domingo que mi salud no andaba bien. De no haber sido por su insistencia en aquel entonces, hoy no habría podido estar escribiendo en este blog....Qué emoción oír a mi primito Misael, a quien dejé con 7 años y ahora ya tiene 14, decirme que me ha echado de menos todo este tiempo y que le gustaría que me quedara con ellos...Llegar a casa de mi tía es como llegar a mi propia casa.
Al día siguiente de mi llegada, ya estaba despierto a las
Vista desde el Empire State Building
Había poca visibilidad a causa de la niebla3 de la madrugada, hora de Barcelona. El jetlag siempre me ataca fuertemente cuando atravieso el Atlántico en dirección este-oeste. A las 6 de la tarde ya se me puede ver muerto de sueño con la cara de zombie; y, pese a que igualmente me vaya a la cama tarde en la noche, siempre me despierto a partir de las 3 de la mañana hasta que paulatinamente me voy despertando un poco más tarde con el transcurso de los días.
Aquella primera noche ya estaba con ganas de que amaneciera. Quería irme a caminar a la calle; al Parque Central, que es uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Salí temprano de casa para empezar mi caminata por el parque, a las 7:30 AM, justo cuando mi tía salía para irse a trabajar. Era muy temprano, hacía frío y el día estaba húmedo, pero aún así ya había gente caminando por el parque o haciendo algún tipo de actividad física. También había gente paseando a sus perros y paseadores de perros con grupos de hasta 8 perros. No era el único turista a esas horas de la mañana por allí. También había otros sacando fotos, al igual que
yo, del follaje multicolor que ofrecían los árboles. ¡¡¡¡¡Qué delicia poder contemplar el otoño en su pleno apogeo!!!
Atravesé todo el Parque Central, desde la calle 110, donde termina, hasta la calle 59 donde empieza. Bajé por la 5ta avenida hasta el Washignton Square en el Greenwich Village. Fue una caminata larga, no recuerdo cuanto tiempo me tomó. Pero a todo el que le decía allí el recorrido que había hecho, me tildaba de loco. Es natural que lo creyeran así, porque están viviendo allí y ya nada les resulta atractivo ni interesante. De hecho, a pesar de que disfruté mucho mi viaje, me parecía que nada había cambiado desde la época que vivía allí. Todo parecía estar exactamente igual como lo dejé hace unos años.
Esa misma tarde cuando llegó Anna, mi compañera de trabajo y amiga, los recorridos tomaron mucho más sentido para mí. Estaba muy ilusionado de poder mostrarle la ciudad y los lugares que yo conocía. Uno de sus sueños desde pequeña era visitar Nueva York y, apenas supe con certeza que iría, le dije que viniera conmigo. He de decir que es muy buena compañera de viaje. Me gusta la gente como ella,
que le muestras algo y se nota que en realidad disfruta lo que ve, te lo comenta y no te deja con la sensación de que le estás mostrando algo que no tiene ningún interés para ella y que te da una aprobación sólo por cumplir...Me hacía mucha gracia y mucho más a mis primos cuando la veían que se maravillaba al ver un autobús escolar, las escalerillas de emergencias de los edificios o el humo que salía por las alcantarillas. Lo había visto en tantas películas de cine que habrá tenido la impresión de estar viviendo su propia película en la Gran Manzana.
Ella se quedaba en casa de mi prima Miosotis, muy cerquita de casa de mi tía, y cada mañana iba a recogerla a las 9:30 para empezar las maratónicas caminatas por toda la ciudad. Cruzamos a pie el Puente de Brooklyn en dirección Brooklyn-Manhattan; recorrimos todo el Centro Financiero; subimos al ferry de Staten Island para tener una vista más próxima de la Estatua de la Libertad y del Lower Manhattan, a nuestro regreso; visitamos el Museo del Indio, el de Historia Natural, el Metropolitano; hicimos un tour en las Naciones Unidas; subimos al Empire
State Building una mañana con niebla, lo cual no impidió que igualmente disfrutáramos de unas bonitas vistas de una parte de la ciudad. Una noche subimos al puesto de observación del Edificio GE del Rockefeller Center, donde se coloca el árbol de Navidad cada año, para ver la ciudad desde lo alto, todo iluminada. La vista es impresionante pero he de reconocer que desde el Empire State Building lo es aún más.
Ir a ver un musical en Broadway es una tarea pendiente para el próximo viaje. Debido a la huelga de guionistas y tramoyistas no pudimos ver ninguno; "Wicked" era una de nuestras primera opciones. Es una pena!
Al cabo de una semana de caminatas de días enteros, callejeando por todas partes, recorriendo Soho, Greenwhic Village, Midtown, Donwtown, etc.; llegaba la hora de que Anna volviera a Barcelona y de que yo me fuera unos días a La Florida para encontrarme con mi hermano, su mujer y sus hijos...Al volver de allí ya sólo me quedarían tres días antes de volver a Barcelona.
Mi vuelta de La Florida a NYC fue el día de Acción de Gracias. Es una celebración americana que los extranjeros que
Ana en park Avenue
Anita, mi compañera de viaje viven allí también celebran. Está claro que los dominicanos ponen su toque criollo en la mesa y mi tía no iba a ser menos; para la cena ella y su marido Ismael habían asado un pavo y una pierna de cerdo; hicieron un moro de habichuelas (arroz con judías); prepararon una ensalada de repollo con tomate; y, sirvieron, además, unos pasteles en hoja riquísimos, de los cuales no se llevan ellos el mérito de haberlos preparado; apenas los cocieron....Mirando la mesa puesta podría un dominicano pensar que ya ha llegado la Navidad y que se está celebrando la Nochenueva...Jejejejejejeje.
Esos tres últimos días pasaron volando. Fueron días que pasé, más bien, tranquilo, en familia; hasta que me llegó la hora de volver a España. Sentí un poco aquellla sensación de tristeza que sentía Anna cuando íbamos hacia el aeropuerto; iba triste porque su aventura había terminado. Yo, en cambio, iba muy contento porque iba a encontrarme con mi hermano y los sobrinos maravillosos que tengo; y, sabía, además, que me quedaban unos tres días por agotar en la ciudad de NYC a la vuelta....Estoy seguro de que volveré pronto. ¿Verano tal vez? ¡¡¡Ojalá!!!! A pesar del calor
y de la humedad el verano es la mejor época para visitar Nueva York. ¿Será que la próxima vez que vaya, alguien me querrá acompañar???
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