7- Las Visitas

---

30 Julio 2006

¡¡Hola, hoooola!!

En fin, para qué excusarme, si cada vez que lo hago tardo más en escribir…
Estos últimos meses he estado requeteatareada, aunque muy feliz y con bastantes visitas. Patrick abrió la veda cuando decidió venirse desde tierras del norte a explorar estas junglillas de por aquí. Hicimos alguna que otra excursión juntos a la playa (Malpaís), él surfeó, yo hice como que surfeaba, y lo pasamos en grande con una panda de malabaristas de lo más divertidos que conocimos.

También fuimos a un volcán. El temido volcán Poas, situado en el Parque Nacional del mismo nombre, el cual había estado cerrado hacía 15 días porque Poasito decidió escupir algo, y que resultó ser menos de lo que decían. La verdad es que me decepcionó un poco de puro acondicionado que estaba para el turista. El camino asfaltado hasta el cráter, millones de buses y gentes por todos lados. Logramos verlo entre la neblina cuasi permanente que lo rodea, y caminamos hasta la laguna, vulgo cráter antiguo, para acabar haciéndonos amigos de una ardilla.

En segundo lugar aterrizó ¡toda la familia! Vinieron mis padres y hermanos a pasar una semanita, y en el trabajo me dieron días libres para que pudiese mostrarles las verdes maravillas. La idea cuando diseñé el tour que íbamos a hacer fue mezclar un poco lugares de turismo convencional, como el arriba citado, con lugares más recónditos y rurales, por aquello de introducirles al Turismo Rural Comunitario, que pudieran compararlo con el de toalla y chancleta, y que por fin viesen de cerca lo que hago y consiguieran entender un concepto tan complicado de explicar cuando lo que se trata de describir es lo que uno siente cuando esta allá, compartiendo con esas gentes tan distintas, relativizando algunas cosillas, y aprendiendo cosas nuevas.

Nuestro primer destino fue el volcán Poas, y me ahorro los comentarios personales por ser los mismos que arriba. Estuvo bien ya que era el primer día que estábamos todos juntos, y porque sirvió para irse adaptando un poco a las humedades, y a la vegetación de tamaño gigántico. Continuamos con las cataratas de La Paz, unos jardines muy bonitos el los que pueden verse ranitas, mariposas, orquideas y…cataratas, muy divertido. ¡Qué grandes!

La siguiente parada fue el volcán Arenal, uno de los top five del país. Nos alojamos en un hotel unas vistas increíbles, desde el que conseguimos ver, no solamente el perfectamente cónico volcán enterito (la parte alta siempre está cubierta y hay veces que también todo él), sino que además presenciamos una explosión, que salió del cráter con la correspondiente nube en forma de seta, y varios ríos de lava que humeaban al descender las laderas. Además nos bañamos en unas termales naturales muy relajantes con el agua tan caliente que ninguno de los cinco conseguimos meternos en la última piscina porque estaba que escaldaba.

Continuamos hacia las playas de arena blanca en Punta Leona, en las que nos alojamos en un hotel tipo resort que ya me temía yo iba a ser un poco chungo, pero del cual quería ver el funcionamiento en directo. Resulta que un tipo decidió comprar un cabo y lo transformó en reserva exclusiva, a la que uno no puede acceder si no es socio del club o se hospeda en el hotel. Es una paradoja hecha hotel, por aquello de que allí dentro todo el mundo se desplaza en coche, pero todos se dicen conservacionistas y ecológicos en un montón de carteles, JA. En fin, apestoso, pero la verdad es que el que eligió el terreno tonto no era porque las playas eran super bonitas, con arena fina y blanca, y tenían un ceibo de tropecientos metros y 400 años de edad.

Lo bueno fue que cumplió su función de situarnos conceptual y turísticamente hablando en el lado opuesto de la que iba a ser nuestra próxima experiencia. La Reserva Los Campesinos.

Continuará…

---