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Published: January 14th 2011
Nunca me imaginé que pasaríamos tanto tiempo en Costa Rica. Un recordatorio mas del salmo 55:8 ''Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos--declara el SEÑOR''.
Después de nuestro tiempo en San José, nos dirigíamos a Panamá, y fue aquí justamente cuando la saga de Kunkels en Costa Rica comenzó. El punto más alto de Costa Rica se encuentra en El Cerro De La Muerte, y que bueno que descubrí éste tan acertado nombre después de transitar por ahí, ya que de haberlo sabido antes, el estrés hubiera sido el doble. Con sus más de 3,000 mts. Y su carretera de sólo dos carriles, (y en momentos sólo uno debido a derrumbes), ya era bastante el nervio, ahora agrégale a la experiencia lluvia y niebla. En el cerro de la muerte vi la niebla más densa en mi vida. Bastante intenso a decir verdad.
Después de algunas horas llegamos a San Isidro del General, donde habíamos planeado pasar la noche, para al día siguiente continuar hacía Panamá. La lluvia nos acompañó día y noche, y a la mañana siguiente cuando nos proponíamos a continuar, un agente de tránsito nos informa que no hay paso y
que las carreteras han sido cerradas en sus dos direcciones, al sur para Panamá, y al norte para regresar a San José. Así que regresamos a nuestra guarida.
La lluvia no paraba, y no paró durante los próximos siete días. Siete días que estuvimos estacionados en el mercado de abastos. Doy gracias a Dios por permitirnos estar en ese lugar que además de brindar un guarda de día y noche teníamos acceso a baños y regaderas bastante aceptables.
(Dunia y Jacob, yo diría que eran categoría 8)
Las lluvias fueron intensas y los derrumbes causaron no sólo el cierre de las carreteras, sino también algunas muertes en otras regiones de Costa Rica.
Después de siete días, la Panamericana fue ‘abierta’ y con eso me refiero que sólo pudimos llegar al siguiente poblado y nada más. Panamá se escurría de nuestras manos. Ahora, verdaderamente teníamos el tiempo contado para regresar a San José y reunirnos para la celebración de acción de gracias con los otros Kunkels (Mamá Kunkel, Troy, Laura, Chandler y Tenley), así que no tuvimos otra opción más que dar la media vuelta y regresar.
En nuestro regreso, la idea de pasar nuevamente por el cerro
de la muerte, era algo aterradora. Una leve lluvia se nos unió en el camino, después de un rato la lluvia cesó, pero sólo para darle la estafeta a su amiga la niebla. No puedo negar que aunque algo aterradora la experiencia, y al ver el riesgo minuto a minuto, mi dependencia en Dios y Su soberanía era mi mejor calmante.
……
Congos fue el lugar donde acampamos mientras se llegaba el día de reunirnos con la familia. Congos también es el nombre de los changos que vimos por primera vez en Costa Rica, y aunque a cada rato nos referíamos a ellos como ‘changos’, éramos corregidos una y otra vez.-‘ Congos, congos, su nombre es congos’.
Congos (el lugar), estaba perfectamente adaptado para acampar, enchufes de electricidad a la mano, una pequeña tienda de esquina (que no precisamente estaba en la esquina). Todo parecía perfecto, lo único aterrador en este lugar, era un ENORME perro, que me impedía ir al baño sola. (Si, si, lo sé, tengo que superar mi miedo a los perros, sólo que este, estoy segura no era el adecuado, aún cuando me decían una y otra vez, lo indefenso que era el animalito).
………
Nuestro tiempo con la familia, de verdad que fue un refrigerio de ánimo y también literal. Tuvimos un pequeño descanso comiendo pan y frijoles, (no que el pan y frijoles tengan algo malo), pero dejamos de ser vegetarianos por esos días. Los días se pasaron volando, y en un abrir y cerrar de ojos, el día en que tenían que partir y nosotros continuar con nuestro recorrido había llegado. Una vez más tengo que decir esto: Dios me ha bendecido con la vida de mi esposo, pero Su bendición a mi vida abundó más y más con cada miembro de mi familia Kunkeliana.
…….
Después de terminadas nuestra vacaciones con la familia, comenzamos a informarnos de cómo transportar la mvg a Ecuador. BUROCRACIA fue la pared con que topamos. Una llamada aquí otra allá, espera aquí, ve allá, llama otra vez, y así se nos fue el tiempo. Para cuando decidimos ir directo al puerto, nos indican que un barco carrero (por la obviedad de la palabra, sólo transporta carros) salió ese día. Esa fue la mala noticia, la otra mala (en esta saga no hay buenas), el próximo barco carrero llegará en un
mes. Nuestras opciones eran: pagar tres veces más y poner el carro en un contenedor (en realidad ésta nunca fue una opción para nosotros), esto implicaba a parte del dinero, comprar nuestros boletos de avión a último minuto a tarifa alta.
La otra opción, que terminó siendo nuestra única opción: Esperar un mes y enviarlo en el barco carrero. Había un ahorro significativo en esperar un mes que gastar lo que nuestro presupuesto no podía pagar. La ayuda de Dios en todo se manifestó, incluso en estos inconvenientes, que sólo lo son a nuestros ojos, Él está orquestando Su plan perfecto en nosotros, es lo que he repetido una y otra vez a mi misma, ya que parece ser que al subir la marea me da demencia y tiendo a olvidar esta hermosa verdad un poco.
Al ir a las oficinas en San José, para pagar el transporte y así asegurarlo, nos informan que los precios son validos sólo en el 2010. Y aquí viene nuestra ayuda de lo alto. Una llamada a México (que es donde se encuentran las oficinas generales) para ver si pueden mantenernos el mismo precio fue lo que requirió para que Dios moviera Su mano
a nuestro favor.
Enero 7 sería el día en que se embarcaría nuestra mvg. Teníamos ahora un mes delante de nosotros. Pensamos que podríamos conseguir algún cuarto dentro de nuestro presupuesto, donde pudiéramos cocinar, y bañarnos. Estamos al pie de la temporada navideña, y por más opciones que veíamos más real se hacía la imagen de pasar ese mes en la mvg.
Una ofrenda de amor hizo posible que pudiéramos encontrar el lugar donde estaríamos por todo un mes. Eso aunado a un gran descuento que recibimos de los dueños del hotelito. Los segundos italianos que Dios usa para bendecirnos. La primera fue Carmela al conseguir una grúa para nosotros (post anterior) y ahora Fede y Leo. Dios una vez más mostró Su gran cuidado cuando más lo necesitamos.
En ese lugar Dios me permitió quitarle un poco de tiempo a Elba, (quien trabaja en el hotelito), y así compartirle La razón y El motivo del porque estábamos allí. Unos siembran, otros cosechan.
El mes pasó sorprendentemente rápido y la hora de ir al puerto había llegado. Regresamos a Puerto Caldera, y nuestro lugar para pasar la noche fueron las Cabinas Caldera, un hotelito que a
simple vista parece seguro por su estacionamiento cerrado. Nos permitieron estacionarnos y hasta nos dejaron usar su alberca. Estos últimos días conocimos a Marilú y su esposo Fulvio, quienes no cesaron de tener atenciones para con nosotros, más mucho más allá de lo que nos pudiéramos imaginar. La mañana nos recibía con un delicioso café que Marilú nos preparaba. Compartimos con ellos, y ese tiempo fue un completo regalo de Dios.
Al día siguiente se suponía que iríamos a la aduana para comenzar con el trámite , y con esa idea nos fuimos a dormir, minutos antes de pasar al mundo de los sueños, pasé al mundo de las pesadillas, cuando abrí mi correo y leí que el barco estaba retrasado con dos semanas más y posiblemente más. Lloré. En oración clamamos a Dios por una solución a esto, ya que nuestros boletos de avión estaban comprados y nuestras visas expirarían pronto.
En vez de ir a la aduana, fuimos a San José nuevamente (sin mencionar que cada vez que íbamos a San José tomábamos la ruta larga, muy larga, de casi tres horas, sin saber que había una vía nueva que sólo hacías una hora). No podríamos esperar y
requeríamos de una solución. Al llegar a las oficinas ya tenían una propuesta, enviar el carro en un contenedor el día 8 de Enero. Ahora sólo necesitaríamos del trámite de aduana y la mvg estaría rumbo a Ecuador. De esa manera no tuvimos que hacer ningún cambio en nuestros vuelos. Gracias a Dios por Su pronta respuesta.
Y las bendiciones continúan. Regresamos a Puerto Caldera para iniciar el trámite aduanal, y comprar lo necesario para ajustar la mvg dentro del contenedor. Este es un proceso que no todas las aduanas quieren hacer, pero gracias a Dios Oscar Reyes y su equipo no nos dieron un no como respuesta.
Había sido un día agotador, ida y vuelta a San José, estábamos exhaustos, sólo queríamos dormir. Llegamos nuevamente a Cabinas Caldera, donde nuevamente nos recibieron. Al día siguiente la mvg estaría dentro de un contenedor y nosotros oficialmente en la calle. Nuestro plan era hacer del aeropuerto nuestro hogar por cuatro días mientras esperábamos nuestro vuelo.
Dios una vez más nos sorprendió, Marilú y su esposo Fulvio nos invitaron a quedarnos en uno de los cuartos de su hotelito. No sólo eso, nos hicieron sentir como familia mientras estuvimos con ellos,
sus alimentos se multiplicaron y alimentaron a este par de viajeros.
La hospitalidad no tuvo límites, y fuimos testigos de ello. Las noches las pasamos en compañía de ellos y otros tan lindos como ellos. Daisy, Dunia y Yerling se suman a esta lista.
Y cuando pensamos que ya nada podía ser sumado a nuestra experiencia en CR, el domingo, inesperadamente y en sandalias nos llevaron a una iglesia evangélica y pudimos conocer al Pastor Obando y su familia. Aunque nuestro tiempo con ellos fue bastante breve, fue de gran bendición el conocer a parte de nuestra gran familia en Centroamérica.
Sin duda alguna ha sido en CR donde más contratiempos hemos tenido, más a la par de eso, el lugar donde Dios ha arrastrado mi corazón a una y más reverente dependencia en Él. Gloria a Dios por la manera que él escoge para pulir nuestras vidas. Ya que no puedo más que decir junto Job: ‘... ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?’ Que en todo sea nuestro Dios alabado.
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jacob
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