Y... por fin en Bolivia, en plena Bolivia, bueno, ya no tanto porque andamos por el oriente, por la zona llamada de las Misiones. Atrás, en tan sólo una semana, ha quedado atrás Sajama y su parque nacional, justo al cruzar la frontera con chile, atrás han quedado los volcanes, las llamas, el altiplano que tanto y tanto nos ha hecho sufrir con su frío, sus 5.000 m., con el soroche terrible: dolores de cabeza, náuseas y mecheros que explotaban mientras veíamos como la botella de agua se comprimía o ensanchaba según ascendíamos o descendíamos. LLegamos también a Cochabamba, con su enorme mercado lleno de todo lo imposible de imaginar, fetos de llama colgados, ofrendas para la pachamama, zapateros en una esquina, plásticos, lanas, chompas, comida, animales encerrados en jaulas... y un sin fin de cosas
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