Nepal. Día 223. Vuelta al mundo. Round the world trip


Advertisement
Nepal's flag
Asia » Nepal » Kathmandu
December 5th 2005
Published: June 3rd 2006
Edit Blog Post

Los HimalayaLos HimalayaLos Himalaya

El Dome Blanc desde Nagarkot, la mañana del 4 de diciembre.

DÍA 210. 22 DE NOVIEMBRE DE 2005. POKHARA, NEPAL: UNA SITUACIÓN DELICADA



Para ningún país es sencillo tener un vecino excesivamente grande. México, que no es ninguna miniatura, lo sabe muy bien por compartir más de tres mil kilómetros de frontera con la mayor potencia de la historia. Pero Nepal lo tiene mucho más difícil: no sólo es una adelgazada salchichita de Viena frente un gordo enorme, sino que son dos mastodontes gigantescos y voraces que la tienen aplastada entre sus panzas hacen lo posible para alcanzarla y engullirla.

Comparada con Nepal, India es mucho mayor: 30 veces en superficie y 50 en población. Y China lo es más aún. El paisito de la cordillera de los Himalaya está atrapado entre ambas. Su diplomacia es de contención y trata de poner a una potencia contra otra para mantener a salvo su autonomía, especiamente de India. Las reivindicaciones de soberanía se manifiestan en esta región de maneras muy curiosas. India, por ejemplo, demanda que todos los mapas tengan la aprobación oficial para asegurar que su territorio aparezca correctamente demarcado, no vaya a ser que a algún vecino se le antoje comerse unos cuantos terrenitos sólo porque un cartógrafo metió la
La chispa del temploLa chispa del temploLa chispa del templo

Un monje budista tibetano en Pokhara
pata. Además, para mantener la unidad psicológica de la nación, se rechazó dividirla en las tres zonas horarias que corresponden y se estableció una sola que, por si faltaba algo, es anómala: no se ajusta al estándar mundial de horas cerradas, sino que usa una media hora. La diferencia, por ejemplo, con México no es de 12 horas, sino de 12.30 horas: un horario exclusivamente indio que pretende destacar lo especial que es el país. Y si los indios se las dan de especiales, los nepalíes se las dan de únicos: para subrayar su independencia de India y su particularidad, en Nepal son las 3.45 cuando en India son las 3.30 (por lo tanto, 12.45 horas más tarde que México).

La tragedia de Nepal no deviene, sin embargo, de las anécdotas horarias, como tampoco de la presión de China e India, sino de males interiores: es uno de los países más pobres del mundo, predominantemente rural, cuyos habitantes están sometidos a un doble fuego: por un lado, el del rey Gyanendra, un tipo que llegó al trono tras asesinar a toda la familia real, empezando por su hermano, el rey Birendra, y el príncipe heredero Dipendra (a quien culpó
Chicas de KatmandúChicas de KatmandúChicas de Katmandú

En la entrada de la escuela
de haber cometido el crimen antes de "suicidarse"). El monarca desmontó todos los avances democráticos conseguidos con mucho esfuerzo, disolvió el parlamento y prohibió los partidos políticos. Su gestión económica ha sido terrible mientras que su actitud frente a los derechos humanos es desastrosa: abundan las denuncias de abusos y ejecuciones sumarias.

Pese a ello, no ha podido vencer al otro fuego, el de la guerrilla maoísta que domina gran parte de las zonas rurales del país.

La tensión militar ha sido evidente desde que entramos al país, anteayer por la mañana. Sonal y Bini, mis amigas indias de Nasik, me esperaban en la estación de ferrocarril de la ciudad india de Gorakhpur, donde tomamos un autobús hasta Sunauli, en la frontera con Nepal. Ahí nos tomaron el pelo, como sabíamos que pasaría, y nos vendieron caro un boleto para un autobús espantoso que nos trajo a Pokhara, la segunda "metrópoli" nepalí después de la capital, Katmandú.

El camino fue duro, pero precioso: son las primeras estribaciones que suben hacia los Himalayas y la carretera discurre entre curvas, desfiladeros y el hermoso río Kali Gandaki, cuyas aguas tienen un azul con un poderoso reflejo metálico. El mal asunto es que veníamos del calor, y el frío glacial que entraba por las inútiles ventanas del bus nos pegó, ahora los tres tenemos gripa (a Sonal yBini les dio mucho más duro).

Pokhara es una típica ciudad de boom turístico en crisis, sin una verdadera personalidad nepalesa, con restaurantes y hoteles por decenas (en todos se ofrece algo supuestamente mexicano, incluido uno que anuncia "Maxican food", con a), con barriadas de inmigrantes recientes y sin servicios. Hace años, dicen los locales, había muchísimos turistas y la infraestructura era insuficiente. Ahora, la ecuación se invirtió: las noticias de la guerra y las puntadas del reyezuelo han hecho caer la afluencia de visitantes, mientras que se multiplicaron los servicios de hostelería y alimentación, que ahora sobran.

Hay tres ventajas, no obstante. Una es un bonito lago con pescadores y grandes montes que se elevan desde sus orillas. En la cima de uno de ellos construyeron la "pagoda de la paz universal". Son tan altos que la noche en que llegamos vi algunas luces "en el cielo" que se parecían a Marte, pero me sorprendió porque Marte sólo hay uno, y aquí tenía varios: eran casas aisladas en las partes altas de los cerros. Después de probar dos hoteles que no nos gustaron, llegamos a uno baratísimo (yo pago menos de un dólar y medio la noche) que está justo sobre el lago, fuera de la ciudad, frente a las luces-estrellas. De día es realmente encantador. Me puedo pasar horas mirándolo: las barquitas de la gente local, las pequeñas granjas piscícolas, las aves que juegan en sus vuelos y mrcan líneas en el agua al acariciarlas en sus despegues. La ventana de mi habitacón da al lado. Y la del baño (compartido), que no tiene vidrio, igual: es una delicia ducharse con esa vista, es casi sentirse al aire libre (excepto cuando se acaba el agua caliente y coincide con que baja una corriente helada desde los Himalaya...).

La segunda ventaja es que hay tres campamentos de refugiados tibetanos que llegaron aquí en 1959, cuando el Dalai Lama escapó a India y los chinos agudizaron la represión y las matanzas. Hoy visitamos dos de ellos, platicamos con la gente y con algunos lamas, y nos dejaron entrar a una ceremonia que, por cierto, no fue tan solemne como imaginé: los jóvenes aprendices se movían y distraían todo el tiempo, con ganas de hacer otra cosa, y al final a todos los monjes les dieron coca-colas: ¡parecía un anuncio comercial! Los tibetanos son gente con mucha buena onda, muy sonriente y amable. En contraste con el insufrible hostigamiento de los vendedores, promotores, coyotes y mendigos indios y nepalíes, el estilo de venta de las doñas tibetanas es muy cortés y simpático, te dan ganas de quedarte ahí a cotorrear con ellas.

La tercera ventaja, la más importante, es que está al lado del enorme circuito de montañas de los Anapurna, de entre 6 y 8,100 metros de altura. Pokhara es el punto de partida de las expediciones a esta zona.

Pero nos topamos con dos problemas: uno no nos toca directo, pero duele porque lo podemos ver: los sedimentos se están comiendo el lago y en 30 años va a desaparecer, dicen; el otro es toda una afrenta: esta época es de nublados y los Anapurna se nos están escondiendo.

Ya me pasó esto con el Kilimanjaro, así que vamos a lanzarnos a caminar por senderos hasta Sarangkot, en la cima de un cerro desde donde se han tomado las fotos que adornan muchos de los hermosos carteles de los Anapurna que venden en la calle.

Todo está lleno de rumores sobre la cercanía de la guerrilla y la posibilidad de encontrar una de sus patrullas en el camino a Sarangkot. No debería haber problema con ellos: por un lado, su ideólogo parece promotor turístico, ha emitido anuncios donde dice que los visitantes extranjeros no tienen de qué preocuparse, siempre que no se metan en situaciones de combate, y que incluso son bienvenidos en los "campamentos revolucionarios". La gente aquí va desde la que se toma todo al escándalo hasta la que dice que, si te los encuentras, dales una propina de apoyo para la causa (¡supuestamente te dan un recibo!) y con eso está. Otros viajeros se quejan de que esa "contribución voluntaria" es una exigencia, y que es de por lo menos mil rupias nepalíes (13 usd). Por otro lado, recuerdo la actitud del ejército en El Salvador (fui en 1989) y no me gustaría que me encontraran con un recibo guerrillero en el bolsillo, o que un campesino delatara que estamos financiando a los rebeldes. Corren también rumores muy, muy desagradables sobre el trato a los sospechosos por parte de los soldados. Aunque
Niños tibetanosNiños tibetanosNiños tibetanos

En un campamento de refugiados
tienen órdenes de facilitarles la vida a los turistas (somos una de las pocas fuentes de dólares para el país), lo mejor es no tratar de ponerle un gato a la cascabel. (Me anticipo: No, madre, no te preocupes, porfa, que me cuido, ¿bien?)


DÍA 212. POKHARA, NEPAL: PAPELITOS ROSAS



Esta noche estoy cansado, frustrado, divertido y satisfecho, un poco de todo. Subimos a Sarangkot, los Anapurna se nos escondieron, creí que los guerrilleros se habían paseado frente a nosotros, un ruso hizo el ridículo en el paragliding, los soldados lo hicieron peor y Sonal y yo montamos un show para recuperar propaganda falsamente clandestina en las narices de los milicos. ¡Ah!, y además descubrí que para los nepalíes, el müsli, esa granola con frutas típicamente alemana que llegó hace 10 años a los súpers del DF, es típicamente mexicano.

Así lo presentan, por lo menos, en el restaurante de mi hostal, donde por 90 rupias (1.30 dólares) te sirven un "desayuno mexicano" compuesto de dos panes tostados, dos huevos al gusto y un tazón con müsli y curd (yoghurt en hindi). Con eso en el estómago nos fuimos a subir a Sarangkot, 3.30 horas para subir de 900 a 1,700 metros, y para nada porque las nubes se empeñaron en hacernos la mala obra con los Anapurnas.

De todos modos, el camino es precioso, entre terrazas donde se cultiva arroz, vegetación de montaña y pequeñas aldeas. El panorama es muy lindo, se aprecia el Phewa Tal (el lago de Pokhara) y su cuenca, y como aderezo, el cielo estaba lleno de gente haciendo paraglading (son como paracaídas, pero capaces de mantenerse flotando por mucho tiempo e incluso ascender, si las corrientes de aire lo permiten).

En la cima estuvimos jugando con varios niños, muy simpáticos, salvo por que estaban dando mucha lata al exigir dinero por unas fotos que ellos mismos nos habían pedido hacer. Eran las madres y una adolescente las que les ordenaban hacerlo. En comparación con Chiapas, sin embargo, donde algunos niños piden un dólar por foto, esto era una ganga: querían una rupia nepalesa; el dólar vale 71 rupias.

A los supuestos guerrilleros los vimos abajo, en la carretera que bordea el lago: daban vueltas en un coche con dos grandes banderas rojas, con el símbolo de la hoz y el martillo, gritando información por unos megáfonos y arrojando volantes rosas sin detenerse. El mesero del restaurante donde comíamos nos quiso convencer de que se invitaba a un evento cultural y Sonal le creyó, sobre todo porque no creía que la guerrilla pudiera actuar con tanta libertad a tres kilómetros de la ciudad y a dos de un control militar. A mí sí me parecía posible, cuando estuve en El Salvador, en 1989, en plena guerra, el FMLN lo hacía para demostrar que se podía mover a su antojo y que el pesado mamut militar no lo podía alcanzar.

Nos distrajimos del asunto cuando se escuchó un tirón: uno de los paraglides se había desgarrado en el aire y el pasajero caía. Tuvo muchísima suerte: ocurrió cuando sólo estaba a unos 25 metros de altura y sobre el lago, de manera que cayó en el agua. Al acercarnos vi que se trataba de un ruso que me había seguido un par de días antes para convencerme de pagar 75 dólares para subirme a su paraglide. Uno de sus argumentos era que se trataba de algo 100% seguro: me costó trabajo no reír al verlo empapado y tiritando, después de que lo sacaron del lago helado con su
La ducha de mi hostalLa ducha de mi hostalLa ducha de mi hostal

El lago Phewa Tal
paraglide roto.

Otros testigos del casi-desastre eran unos 30 soldados. Justo al lado habíamos visto por última vez el coche de los "guerrilleros" y el ejército había llegado con más de una hora de retraso. En una mesa de un restaurante, un grupo de oficiales descansaba. Por la carretera venían otros diez militares. Caminando: no vimos ni un vehículo, ¿cómo van a perseguir a la guerrilla? Menos cuando todos estaban ocupados mirando a los paragliders que descendían del cielo con sus grandes alas de colores.

Entonces vimos uno de los panfletos rosas que repartían los milicianos. Estaba en un arrozal, bajo el camino, frente a los soldados. Muy tentador. Demasiado. Riesgoso recogerlo frente a ellos. Sonal y yo todavía discutíamos si era prudente cuando ya habíamos bajado. Usamos el pretexto de tomarle fotos al lago, pero era delicado, ya que está prohibidísimo fotografiar a los soldados. Yo hice ostensible qué hacía y hacia dónde miraba para llamar la atención mientras Sonal dejaba caer su bolso, casualmente, sobre el panfleto.

Nos marchamos con nuestro tesoro... que estaba escrito en un alfabeto incomprensible para mí... ¡Pero no para Sonal! Las lenguas nepalíes derivan del hindi y usan su escritura,
El lago, el monte de atrás y los AnnapurnaEl lago, el monte de atrás y los AnnapurnaEl lago, el monte de atrás y los Annapurna

Desde la Pagoda de la Paz Mundial
que Sonal domina. Así comprobamos que, en efecto, se trata de propaganda comunista opositora, nada cultural... pero tampoco guerrillero: convocaban a una manifestación legal, pues aunque el rey disolvió el parlamento, los partidos (incluido el comunista) no han sido prohibidos formalmente.

La situación es bastante peculiar. En el país conviven tres poderes: el rey Gyanendra y el ejército, que impusieron un régimen represivo brutal; la guerrilla maoísta, que le ha ido ganando territorio al gobierno y está más fuerte que nunca, y los siete partidos políticos de todos los colores, de izquierda y derecha, republicanos y monarquistas, unidos en un frente desde que el rey decidió deshacerse del sistema representativo y gobernar solito.

Esta tripolaridad está en vías de hacerse bipolar por un hecho inusual: la guerrilla es, o se dice, demócrata e incidentalmente mantiene un cese al fuego unilateral desde la primavera. Sus dirigentes participaron en la lucha que consiguió el establecimiento de un régimen democrático, en 1990, y se lanzaron a la lucha armada cuando el rey anterior, el asesinado (por su hermano, el rey actual) Birendra, demostró por la vía de los hechos que la democracia estaba bien sólo cuando a él le conviniera. El
AmigasAmigasAmigas

Sonal, Bini y Cyndy, de E.U.
costo en vidas humanas del conflicto es terrible: 12,000 en diez años.

Ahora, cuando la guerrilla tiene apoyo popular y los siete partidos tienen legitimidad pero no fuerza real, una y otros se pusieron de acuerdo en un proyecto común (presentado ayer) que exige elecciones, restablecimiento de la democracia y límites al poder del monarca (podrían exigir la república, pero por ahora le están tendiendo un lazo a Gyanendra).

Los guerrilleros dicen que pondrían sus armas bajo control de la ONUy participarían como un partido más, si se implementa el acuerdo. Aunque raro para la guerrilla maoísta más exitosa en 50 años, suena muy bonito y ojalá pudiera materializarse. Pero los ministros del gobierno dicen (el rey fraticida está callado porque... se fue de safari a África; es que estaba aburrido, el pobrecito asesino) que este pacto es "antinacional". Y el embajador de EU, cómo no, manifiesta su íntimo deseo de que eventualmente regrese la democracia, pero mientras tanto, dados los logros políticos de los guerrilleros, cree que el rey tiene que tomar "decisiones duras". ¿Por qué será que a los embajadores de EU siempre les toca hacer cosas que parecen malas?


DÍA 213. POKHARA, NEPAL:

LAS TELAS MÁS HERMOSAS

Me faltan muchos países por recorrer y seguro encontraré cosas muy lindas, pero no tengo dudas al escribir que de los treinta y pico que conozco, incluido el mío (y ya sé que los ultras van a saltar), las vestimentas femeninas indias (que se usan también en Nepal) son, con distancia, las más bonitas, elegantes y graciosas (aunque no las más prácticas).

El vestido más común es el sari, que consta de dos piezas: una blusa ajustada y breve, que deja el vientre al descubierto, y una tela recta de un metro de ancho, más o menos, y de entre cinco y ocho metros de largo. De acuerdo con la región, la creencia religiosa y la casta, esta tela tiene varias maneras de colocarse, pero básicamente hay que ponerla alrededor de la cintura hacia abajo, hacerle algunos pliegues para recortarla y darle juego, y pasarla después por el frente y sobre el hombro para dejarla colgar por la espalda. Esto es lo que le da elegancia y gracia.

Lo bonito viene por los colores: tan variados y brillantes. Tienen una gran viveza que persiste con el tiempo. Y muchos diseños: no he podido
Rock peopleRock peopleRock people

Nómadas que viven de partir piedra.
detectar uno que se repita.

Hay una variante mucho más cómoda y práctica, popular entre las jóvenes, sobre todo las que viajan en moto: el vestido punjabi. Se usa un pantalón recto y por encima una blusa que cae hasta las rodillas, más arriba o abajo, con modestas aberturas en los costados. Se acompaña de una pieza larga de tela, como de metro y medio, que se coloca en el cuello frontal y se pasa por ambos hombros para que cuelgue por la espalda. No es muy gracioso, elegante ni mucho menos revelador (tampoco es que las chicas de aquí se caractericen por sus volúmenes; lo encantador son los rostros), pero las telas lo hacen lucir muy bonito.

Los hombres, como ocurre casi siempre, se visten muy mal. Excepto cuando se ponen elegantes y sacan vestimentas lindas, especialmente los turbantes, creados con piezas de tela que pueden medir lo que un sari y ser acomodadas sobre la cabeza.

Todas estas telas parecen, además, muy baratas, porque las mujeres pobres (excepto las de los sectores extremadamente marginados) de la ciudad y el campo se ven igualmente guapas en sus saris coloridos. Y son resistentes: no hay dinero para jabón y se lava a piedra dura, aporreando la ropa de una manera que me ha hecho rogar que a la mía la bañen en ácido, si es necesario, pues sin duda lo aguantará mejor y de mis pantalones quedará algo.

Pero los saris pasan seguido por la piedra. Y no se rajan.


DIA 213. POR QUÉ IRAK NO ES VIETNAM



En octubre de 2003 ya era evidente que la estrategia del gobierno de GW Bush en Irak estaba fracasando. Como editor internacional de la revista Cambio (era la época de Gabriel García Márquez, mucho antes de que lo compraran afines de Arturo Montiel para convertirlo en panfleto), comparé Irak con Vietnam. Eso fue criticado entonces y ahora es lugar común. Esta vez me toca decir en qué aspecto Irak NO es Vietnam.

Las similitudes son obvias: EU fue a meterse en donde no lo llamaban, subestima a un enemigo al que confiaba en aplastar fácilmente con su superioridad militar y tecnológica, y se encontró atrapado en un pantano sangriento del que no sabe cómo salir. Las voces en el Congreso que exigen la pronta retirada y la caída en el apoyo popular son, con poco más de 2,000 estadounidenses muertos, similares a las que hubo en los 60 cuando las bajas eran más de 20,000. Las encuestas indican que sólo un tercio de los ciudadanos de EU cree que la aventura de Bush terminará con éxito.

Las diferencias, muy importantes, tampoco son difíciles de apreciar: primero que nada, porque la guerrilla vietnamita atacaba objetivos militares, no ponía bombas para matar por cientos a sus pobres e indefensos compatriotas; las matanzas indiscriminadas de civiles, en cambio, corrían por cuenta de las tropas de EU, que ejecutaban inocentes, perseguían niños (recuérdese la estremecedora foto de los tres pequeños que corren llorando desnudos huyendo de los marines que tiene detrás y que quemaron sus aldeas), arrasaban selva, animales y gente con napalm (ahora sabemos que EU usó fósforo blanco en 2004, al sitiar Faluya; ambos productos son armas químicas terribles y prohibidas; una de las falsas acusaciones contra Irak fue, precisamente, que poseía armas químicas) y bombardearon ciudades.

Otro aspecto es que en Vietnam no había un conflicto étnico-religioso que amenazara con una sangrienta guerra civil y la división del país tras la retirada de EU. Por lo contrario, los vietnamitas luchaban por reunificar su
Un templo en Durbar SquareUn templo en Durbar SquareUn templo en Durbar Square

Una madre con su hijo
nación. El régimen del sur era una dictadura espuria sin apoyo popular que se derrumbó fácilmente cuando se fueron las tropas extranjeras.

La de Vietnam fue una guerra clave en una disputa entre EU y la Unión Soviética por la hegemonía regional. Sus repercusiones internacionales estaban enmarcadas en el tablero de las superpotencias y por lo tanto administradas por las mismas. No es el caso de Irak, que está en camino de consolidarse como plataforma descontrolada para el terrorismo global, una amenaza para todos.

En suma, si en el caso de Vietnam era deseable la derrota de EU, en la medida en que se trataba de la lucha legítima de un pueblo, en que era dable esperar como resultado el surgimiento de un país unificado y estable, y en que no representaría una amenaza global, en Irak ocurre exactamente lo contrario.

La comparación de Irak con Vietnam nos sirve sólo para ilustrar la monumental equivocación de Bush y sus halcones, no para suponer que el mismo resultado es igualmente deseable.

En su edición del jueves pasado, la revista The Economist plantea que la pregunta en EU no es si tiene que irse de Irak, sino cómo. Así como el mundo se opuso a la invasión, ahora tiene que exigir que Washington repare lo que rompió: no se pueden salir corriendo y decir, ay, perdón. En lo que no hay acuerdo es en qué se puede hacer.

Bush está empeñado en evitar la división del país. Sería lo mejor si se pudiera asegurar un régimen equilibrado y la desaparición del terrorismo. Pero ya también empieza a parecer difícil mantener esa unidad a mediano plazo. Si desaparece, en principio Turquía va a pagar caro su apoyo incondicional a Bush, porque tiene 10 millones de kurdos descontentos y justo en su frontera verá aparecer un nuevo Estado kurdo. Pero éste puede ser el menor de los problemas, si los partidos kurdos iraquíes siguen limando asperezas y la diplomacia genera garantías para los turcos.

Un Estado chií separado tendería a alinearse con Irán, pero esto tampoco tiene que ser una tragedia: pese a la imagen creada por la propaganda de EU y por los exabruptos de sus líderes, los ayatolas son bastante razonables en comparación con sus vecinos --afganos, paquistaníes, sirios, israelíes, iraquíes, azeríes, armenios-- y nunca han atacado a otro país directamente. Lo suyo es ladrar más que morder.

El problema son y seguirán siendo los suníes, en sus tres sabores: sadamistas que no renuncian a dominar Irak entero; extremistas religiosos que quieren imponer el califato global; grupos de personas alienadas por las barbaridades cometidas por los invasores. Ahí está lo difícil: convencerlos de que no tienen más alternativa que dejar a kurdos y chiíes en paz; conseguir que estos dos últimos accedan a compartir las riquezas petroleras que hay en sus zonas, y a las que los suníes no van a renunciar; implementar enormes programas de reconstrucción y compensación de los daños causados por la invasión; promover y fortalecer una coalición de ex-sadamistas laicos e islamistas moderados que se haga cargo del gobierno; aislar de esta forma a los terroristas; y conjurar así la aportación de Irak a la amenaza global.

Debo ser honesto y admitir que en mi cena de ayer con Bush y Condi (Cheney nunca viene, no me habla), se me olvidó iluminarlos con mi súper-análisis del escenario de una escisión, por lo que seguirán vagando en la oscuridad. Lo que trato de hacer con estas ideas es llamar la atención sobre la urgencia de pasar de los reproches (ya, ya sabemos de sobra quién engañó y además se equivocó monumentalmente; ¿ahora qué?) a la generación de propuestas, esto se pudre más rápido cada día. Se tiene que discutir el futuro. Es un paso adelante que espero que los que toman decisiones puedan dar también.


DÍA 219. POKHARA, NEPAL: PARA USAR MEJOR LA LENGUA



"Helloooooou", dicen muertos de la risa. Y se esconden detrás del coche. Cuando escuchan mi respuesta, pasan algunos segundos hasta que una pequeñita de dulces ojos aniñados, de unos tres o cuatro años, salta de súbito a preguntar: "How are youuuu?". Son unos pocos del montón de chamaquitos nepalíes que todos los díasme saludan, jugando a practicar el inglés que les enseñan en la escuela.

En Pokhara hay muchos restaurantes chiquititos, montados en la sala de la casa por la madre de la familia. Para ir al baño hay que salir al patio trasero y perderse un poco, pues es compartido con otras humildes residencias. Abundan los árboles, las arañas multicolores --hermosas y temibles--, los trastos, cachivaches, artefactos y pedacería amontonada ahí por lo que parecen años. Pero uno de los hijos, que acaba de llegar en su uniforme azul de la secundaria de gobierno, aparece a tiempo para indicarme: "At the bottom you will find a steep way left, take it confidently, otherwise you might slip and fall. The second metal door is the toilet, there's no running water but there's a bucket provided and a well just next".

What? ¿Dónde estudia este chico, en Cambridge? Regresé al comedor a interrogar a la madre y descubrir a James Bond disfrazado, pero me pareció muy convincente en su traje de nepalí que no habla idiomas extranjeros.

Me impresionaron la seguridad con la que me habló ese muchacho, de doce o trece años, y su vocabulario. Aunque es el caso más impresionante que vi, no es el único chico que está esforzándose en el inglés. Me encantó observar que Nepal, que es uno de los países más pobres del mundo, al nivel de Eritrea, Haití y Zambia, a pesar de todos sus problemas económicos y políticos, parece estar tratando de crear una población bilingüe, y aparentemente está avanzando en ese objetivo.

¿Cuál es el problema en nuestros países? ¿Qué ocurre que a los hablantes de español les cuesta tanto trabajo aprender otras lenguas? ¿Malas políticas públicas, falta generalizada de confianza, bloqueos
Templos multiusosTemplos multiusosTemplos multiusos

Como tendederos de ropa, exhibidores de telas, tienditas y de todo...
culturales?

En España, por ejemplo, existe una sanción social muy evidente contra el que osa tratar de pronunciar bien una palabra extranjera. Se lo toma como pedante. En el doctorado, algunos de nuestros profesores, educados en Gran Bretaña, se disculpaban cuando por error habían pronunciado bien el nombre de un autor extranjero y lo repetían a la española: "burke" en lugar de "biurke", "esmit" por "smith", "roseaú" cuando habían soltado "rusó", "jíler" en sustitución de "jitler" y "güeber" para reemplazar "veber". Lo mismo con películas o marcas: un día se burlaron de mí porque dije "bleid roner", hay que soltar un bladerúner muy castizo; en la tele anunciaron muchos premios Oscar para "gladiator" (no "gladieitor" ni "gladiador"), el éxito del verano "espíderman" (¿y el hombre araña?) y la marca de coches patrocinadora "crísler".

(No gusta que se pronuncien bien otras lenguas, pero les encanta burlarse del guiri --extranjero-- que se equivoca en español.)

Esa actitud explicaría las fallas de los españoles, que pagan lastimosamente cuando viajan a otros países. Pero no tenemos esa justificación en Latinoamérica, o por lo menos en los países que conozco mejor, México y Argentina, donde utilizar la pronunciación original de un vocablo extranjero (o por lo menos la que imaginamos que es original; hay que ver a los locutores deportivos que dicen "miúnik" por "Múnich", "aransa" en vez de "arancha" e, ¡imagínense nomás!, "chorchenéguer" en vez de usar el eufónico y sencishito "schvartseneg•guer") es bien visto.

Hace algunos meses, cuando platiqué en un post que el kenyano urbano promedio habla tres idiomas de troncos lingüísticos distintos, hubo a quien sólo le llamó la atención lo complicado que es eso y celebró que México sea monolingüe, como si: a) a los kenyanos se les hubiera antojado hacer un país así, en lugar de que se trate de una herencia de la historia; b) tener un pueblo monolingüe fuera un "plus" (y c, como si México fuera monolingüe, pero ése es otro asunto).

Se le escapó, en cambio, lo que yo trataba de destacar: ni la pobreza ni la falta de educación formal justifican el monolingüismo de un pueblo. En este reino montañés y medieval lo veo de nuevo: los niños aprenden inglés, se aventuran a practicarlo y se acostumbran a ello. Su gente no es bilingüe, pero lo que veo me hace pensar que en diez o veinte años lo será. Tienen confianza en que pueden.

De nuevo, ¿qué nos detiene en AmLat? Si los kenyanos pueden hablar con fluidez tres idiomas de troncos lingüísticos distintos, ¿por qué nos cuesta trabajo plantearnos un objetivo más modesto, como manejar tres idiomas del MISMO tronco, el indoeuropeo?

Digamos, además del español, el inglés y el portugués, ya que Brasil es parte de nuestra esfera cultural y sin duda un socio comercial con el que nuestros intercambios se agigantarán en el futuro próximo (ah, y Portugal también existe, sorry!). Otros tendrán mucha razón al reclamar atención a nuestros idiomas indígenas, aunque ahí habría que tener cuidado para respetar la diversidad y no alentar un imperialismo lingüístico náhuatl.

Podemos hacerlo, sólo hace falta un proyecto educativo sólido y confianza en nosotros mismos. Todos podemos. Manejar más de una lengua facilita la adquisición de otras: uno se entrena en la comprensión de estructuras lingüísticas distintas y en el aprendizaje de nuevas palabras, giros y expresiones.

Los idiomas también son fuentes de placer, leer a los autores en sus versos o prosas originales, o conocer a una persona en su tinta, en los fluidos íntimos de su expresión oral, es vencer grandes barreras,
Lo ultimo de lo ultimoLo ultimo de lo ultimoLo ultimo de lo ultimo

El futbol-templo
tocar la piel sin ropas, mirar los ojos sin espejuelos e intuir la sensibilidad del otro.

¿Quién puede entender a Benedetti en inglés, sin apreciar la tierna particularidad de sus "vos" y su "podés" y su "contar conmigo"? ¿Cómo se traduce al alemán la diferencia sutil y poderosa entre el muy correcto "estoy contigo" y la tierna incorrección "soy contigo"? ¿Se podrán entender en hindi las introspecciones verbales de los indios de Rulfo? El de la traducción es un oficio difícil e injusto en el que nunca se puede alcanzarvla satisfacción plena, como bien saben los traductores. Nuestro idioma oculta riquezas que sólo se muestran ante quien lo habla. Lo mismo pasa con los demás, por eso es fascinante releer en lengua original lo que conocimos primero en traducción y descubrir nuevos caminos donde antes sólo vimos maleza.

Por eso me sigue encantando el italiano. A pesar de que en este viaje me ha servido de poco y nada. Es una lengua de puro gusto. Así hay que quererla porque, en los negocios como en el placer, la lengua es un plus curricular.


DÍA 217. POKHARA, NEPAL: POR FIN, LOS HIMALAYA



¡Justicia! Jo, ya era hora, ¡pues! Por fin aparecieron los Himalaya, altísimos, tocando el cielo, y largos, abarcando el horizonte entero de derecha a izquierda (mejor que transitar de izquierda a derecha). Sólo la parte de los Annapurna, ¡pero es que la cordillera es enorme! Viene desde Bhután y China, pasa por aquí y el Tibet, se mete en India y se mete en la Cachemira pakistaní, donde ocurrió el terremoto de octubre.

Los días anteriores fueron tranquilos, me dediqué a escribir: voy muy atrasado, como siempre, el dinero tarda en llegar y ya me estoy acostumbrando a no saber qué posibilidades reales tengo de sobrevivir en el siguiente país. Fui a una manifestación del Partido Comunista, que es legal, parte de la coalición democrática que está poniéndose de acuerdo con la guerrilla para ponerle un alto al monarca fratricida. Y como el reyezuelo traidor está un poco contra las cuerdas, no prohibió la mani (aunque en octubre prohibió a las estaciones de FM transmitir noticias), pero casi puso más soldados que los escasos marchistas (unos 200). Ahí descubrí por primera vez a la clase media nepalí: muchos venían bien vestidos y tenían aspecto de profesionales.

Después fui a darme un corte de pelo. En México, un sitio equivalente hubiera estado decorado con carteles de luchadores; aquí, eran algunos de los millones de dioses hindúes. ¡Nunca me habían trasquilado bajo la mirada benevolente de Ganesh (el dios con cabeza de elefante)! Por infortuna, borré accidentalmente las fotos. Vergogna! Scusate, prego.

Llegó a nuestro pequeño refugio lacustre Cyndy, una escritora de Pennsylvania que acaba de pasar cuatro meses en un monasterio budista de Katmandú enseñando inglés a los recluidos. Una muchacha interesante con proyectos solidarios, muy agradable en verdad (es bueno encontrarse gringos de éstos de vez en cuando, para no olvidar que los que votaron por el maniático son sólo poco más de la mitad).

Teníamos planeado irnos hoy, pero caí en la cuenta de que no he navegado por el lago (cada día me parece más bonito) ni hemos subido a la estupa budista que hay en lo alto del monte, al otro lado. Alquilamos un bote, remamos un rato, disfrutamos mucho el sitio y pum, desembarcar. ¡Qué digo! Si el regalo se nos empezó a aparecer a medio lago. ¡Sí, los Himalaya! El hostal se acomoda al pie de un cerro atrás del cual están los Annapurna. Había un ambiente favorable, las nubes se abrieron, ¡bárbaro!, ¡poco a poco se fueron asomando!, mientras avanzábamos hacia la orilla contraria: El Macchapuchre ("cola de pez", 6993 metros de altura) primero, el Annapurna Sur (7219) después, luego el Annapurna II (7939), y los demás (al menos diez, unidos por una línea continua).

Subir el monte hacia la estupa fue una conquista gradual de la visibilidad, no sólo de los Himalaya, también del lago y la geografía que nos ha rodeado en estos días, los caminos que hemos recorrido, la ciudad por la que casi no nos hemos aventurado, la zona de turistas, el lago tan hermoso, ¡el lago!, con sus botecitos y sus kayaks...

Y la estupa, por fin, la "Pagoda de la Paz Mundial", con un enorme Buda dorado. Enfrente: la cordillera de los Himalaya, blanca, extendida, tan cerca de Sarangkot que no entiendo cómo las nubes fueron tan densas y necias que no nos dejaron ver (desde la estupa, el monte de Sarangkot se atraviesa e impide ver las faldas de los Annapurna). Los paragliders volaban presumidos sobre Sarangkot, recortándose contra los brillos de las montañas heladas, las alas de colores de los hombres parecían mariposas de
BuddisatvaBuddisatvaBuddisatva

Santo budista
invierno, coquetas y arrogantes.

Hace apenas unos pocos meses estaba en el Gran Rift en Kenya, la gran falla que corre por África y abre una brecha enorme porque las placas continentales se están separando en esa zona. Aquí, el Himalaya es el resultado del fenómeno contrario: una colisión planetaria, un choque en cámara lenta que dura millones de años, una energía inconmensurable que escapa poco a poco en espasmos de nada que para nosotros son terremotos aterradores, el subcontinente indio que se incrusta de cabeza en el corazón de Asia y levanta una rebaba rocosa que vemos como gigantes increíbles.

Para uso de los chilangos, haré la comparación con el DF: nuestros volcanes, tan queridos, están aislados, un guerrero y una princesa que se aguardan eternamente. Los Himalaya son un ejército apretujado, filas cerradas de soldados que parecen venirse encima de nosotros, altos, muy altos: si la ciudad de México está a 2,240 metros sobre el nivel del mar y el Popocatépetl a unos 5,600 --si recuerdo bien--, lo que vemos es un cono que se alza 3,340 metros sobre nuestras cabezas. Pokhara está a menos de 900 metros, y esos monstruos a siete y ocho mil:
Activistas contra el HIV en Durbar SquareActivistas contra el HIV en Durbar SquareActivistas contra el HIV en Durbar Square

Dia mundial de la lucha contra el Sida
siete kilómetros por arriba.

En Ciudad del Cabo, Sudáfrica, tomé desde el mar fotos de los rascacielos recortados contra el fondo gris de Table Mountain: se veían enanos, más bien como rascadedos, con esa enorme figura detrás. ¿Cuánto mide una de esas glorias de ingeniería? ¿200 metros? Table Mountain es casi cinco veces mayor. Pero aquí me parece una maceta enana frente a la cual, los Annapurna son un bosque de pinos gigantes.


DÍA 218. KATMANDÚ, NEPAL: EL RÍO, EL REY Y EL NEP-MEX



Qué camino más hermoso el del día de hoy: desde Pokhara hasta Katmandú, el camino técnicamente más propicio a través de este país de montañas mega-rudas es la cuenca de río. Así transcurrimos, siete horas siguiendo el camino de un río precioso: cuando se hacía más estrecho y profundo, adquiría un tono de verde jade, intenso, y cuando era más ancho y superficial, su verde se suavizaba como si le hubieran agregado leche a un chai turco. Al pasar por rápidos, cobraba un tono gris plateado resplandeciente.

Los paisajes de la cuenca son hermosísimos. Un inglés latoso (porque se apañó mi asiento junto a la ventana y no hubo manera de
El trafico por KatmanduEl trafico por KatmanduEl trafico por Katmandu

Aqui suena mejor Fito Paez
moverlo de ahí) decía que seguramente en México hay rutas iguales. Sí y no. No conozco una carretera que siga al mismo río durante siete horas. No conozco una cuenca tan pronunciada, en la que los cerros de los lados se eleven de manera tan empinada y tan alto. El color del río es muy peculiar. Y sobre todo, la gente que vive ahí, que ha llenado la cuenca de terrazas para arroz y le dio al terreno una marca tan hermosa, finos trazos de pincel hechos con tierra y agua. No, esto sólo en Nepal.

Tambien la parte dura: cerca de Katmandú, el río corre sobre un lecho de grandes rocas que algunas empresas están empleando como minas de material de construcción. Miles de trabajadores se han asentado en los lados, en ligeras viviendas improvisadas con plásticos, y todos, mujeres, hombres, niños y viejos, se sientan sobre los talones para golpear con martillos las piedras, con una paciencia enorme, hasta reducirlas a pequeños fragmentos. Tecnología prehistórica, imagino que jornadas de trabajo larguísimas, pagas miserables, fríos del invierno de los Himalaya que se soportan sobre la roca dura, vidas que no tienen más horizonte que eso.

No extraña
DevocionDevocionDevocion

El esqueleto de atras parecia hecho por Posada
el apoyo popular que tiene la guerrilla. Aunque el gobierno trata de negar su influencia, sus propios movimientos lo ponen en evidencia: numerosos controles en la carretera, campos militares protegidos con una cantidad que parece exagerada de alambre de púas, trincheras, fosos, dobles muros, sacos de arena, puestos de observación, mosquetes robados a los piratas del Caribe, y el trato desigual, molesto, para los nepalíes, que en la entrada de Katmandú tienen que bajar del bus y cruzar un control a pie, donde los revisan, mientras el vehículo lleno de extranjeros pasa y los espera del otro lado. "Tienen derecho de hacerlo", trataba de explicarme un chico de Pokhara que iba a volar a Delhi, Moscú y Varsovia para estudiar administración de hoteles allá.

En la entrada de Katmandú. De la capital del país. Hasta aquí están los guerrilleros y el miedo del rey.

A algunos turistas les parecen ridículas las medidas de seguridad de los militares, como si se tratara de un juego. A mí me parece que lo que ocurre es que nosotros no sentimos la tensión. Nepal carece prácticamente de cualquier ingreso de divisas que no sea el turismo, y en cambio importa muchos productos.
La diosa del rayoLa diosa del rayoLa diosa del rayo

Adquirida en una tienda de articulos de banho en Europa. Buda atras.
Para atraer visitantes, trata de no hacerlos sentir incómodos y lo hace tan bien que vemos una guerra de caricatura.

En Guatemala y El Salvador, en 1989, era todo lo contrario y como extranjero sí que te enterabas de que había una guerra: controles severos, armas que te apuntaban, trampas en la carretera, trato rudo. Al entrar en Guatemala, a pocos kilómetros de la frontera de Chiapas, en un retén militar tuvimos un pequeño altercado con un oficial que nos dijo que los soldados mexicanos no se hacían respetar y los civiles no sabíamos de disciplina, pero que en su país íbamos a aprender por las buenas o por las malas.

El ascenso desde la cuenca del río hasta la entrada de Katmandú es también precioso, aunque complicado: interminables vueltas para poder subir por las costillas de las altas montañas. Y de nuevo, los Himalaya, a lo lejos, con la nieve brillando al sol.

Sonal y Bini, con Gabina y Jaime, una argentina y un español muy smpáticos que conocí en Pokhara, siguieron camino hasta Bhaktaphur, una ciudad cercana, donde los veré pronto. No quieren meterse en el caos de Katmandú. Yo me quedo. Algo me dice que esta ciudad encierra secretos que sólo me revelará si vivo y duermo aquí.

Por lo pronto, sólo me enseñó el caos: creí lo que decía el libro de viajes, el mapa estaba incorrecto y con mis pesadas mochilas (puf, no saben; tengo demasiadas cosas, y con el montón de libros, papeles y aparatos que traigo para poder hacer mi trabajo, el peso es tremendo), ¡me perdí en Katmandú! Joder, sólo a mí me pasa. Y la gente no habla inglés, o no entiende a dónde voy, y no sabe leer los mapas de su propia ciudad (es cierto que no todo el mundo está entrenado para leer mapas, no es su culpa). Estuve rebotando de un lugar a otro hasta que dos chicos entendieron una referencia clave (no un monumento, o un museo, sino un centro comercial) y me dirigieron bien, por fin.

Llegué al hotel Marco Polo, en Thamel. La guía lo presenta como un barrio "occidentalizado", de turistas, donde uno no conoce Nepal... Jo, pues sí que hay cosas occidentales, pero no parece Occidente para nada, sino Oriente embarrado de agencias de viajes, tiendas de equipo deportivo (muy sencillas) y restaurantes de comida "continental" (es
14 anhos?14 anhos?14 anhos?

En el concierto contra el sida
decir, occidental). Claro, no faltan los restaurantes "mexicanos". No sé qué moda es ésta, pero a los nepalíes les fascina reinventar la comida mexicana y, con excepción de los sitios exclusivamente nepalíes, en todos (todos) los comederos se ofrecen menúes "mexicanos", unos más amplios que otros.

Deberían aclarar: "Comida Nep-Mex". Pero por ponerle frijoles, no lo van a hacer mexicano, ¡ah qué chihuahuas éstos!


DÍA 219. KATMANDÚ, NEPAL: LAS CALLES MÁS VIVAS



Termina el día y mi cabeza sigue dando vueltas. Katmandú es una de las ciudades más fascinantes que he conocido. Das la vuelta en una esquina, atraviesas un pasadizo o te asomas a un callejón y el asombro se te viene a los ojos, "¡órale!, murmuras en genuina expresión mexicana de admiración. Todavía alucino.

Me ayuda el hecho de haberme acostumbrado al caos de Asia. O por lo menos al del subcontinente indio. Ya no me ponen enfermo el tráfico, la basura, los cazadores de turistas (a menos que esté de mal humor, me los cotorreo y río un rato con ellos --bueno, a veces sin ellos). No es que haya dejado de notar todo eso, más bien ya lo acepto como parte
Terrazas de NagarkotTerrazas de NagarkotTerrazas de Nagarkot

Este pequenho pais montanhoso esta lleno de terrazas para aprovechar la superficie. Son preciosas
del paquete. Porque la parte buena es bárbara.

El frío está muy serio, por las mañanas despertamos en cero grados. Me estoy despertando diario a eso de las 6 o 7, y me encantaría aprovechar la jornada porque las actividades se acaban temprano, pero la temperatura te convence de que es mejor leer un rato entre las cobijas. Diablos, y tanta gente durmiendo en la calle. Después calienta, pero de manera desigual: cuando estás bajo el sol está rico y te quitas la chamarra, pero apenas te pones en la sombra te congelas.

Hay un barrio imponente que se llama Durbar Square (en adelante, DS). Caminé hasta allá por calles vibrantes de acción, de fuerza humana, despedazadas, sucias, pero llenas de vida y detalles únicos: los altares, las tiendas, las personas, ¡todo es tan diferente! Un sabor tan antiguo, tan montañés, tocado muy irregularmente por la modernidad. DS es el plato fuerte pero quise empezar por el entremés, así que apenas me asomé un poco, pagué un boleto indefinido (200 rupias nepalesas, menos de 3 dólares) que nadie me pidió jamás, y seguí hacia los barrios del sur.

Es una zona antigua pero sin turistas y llena
El EverestEl EverestEl Everest

Es todo lo que se podia ver desde Nagarkot. Es la segunda cumbre desde la izquierda, apenas se ve iluminada. Junto al Phurbi Gyachu
de templos enanos, pequeños y grandes abundan (en algunos hindúes no se permite la entrada a los no feligreses). En cualquier sitio, alguien ha puesto uno: una esquina, una pared cualquiera, una plaza. La religiosidad es enorme. Lo curioso, y de esto escribiré proximamente, es que su sentido de lo sagrado es mucho menos solemne que el nuestro, y los espacios religiosos sirven para muchos usos: la gente se sienta en las escalinatas a tomar el sol, las usa como mostradores de telas, las convierte en tendederos de ropa (gran cosa las azoteas en Am Lat: son feas y empobrecen el panorama aéreo de las ciudades, pero por lo menos no tenemos que llenar las ventanas ni cualquier sitio con calzones y sostenes --bueno, en algunos lugares sí), se reúne en los atrios (o como se llamen aquí) a entretenerse con juegos de mesa (les encantan, pude ver tres que no conocía, más parkase)...

Ahí nadie persigue al turista y la vida es bastante normal. Una buena ventana al Katmandú de verdad, con las tiendas oscuras y envejecidas, las abuelas en plática callejera, los niños jugando en los escombros (los hay en todos lados) (ambos: niños y escombros), los
Amanecer en los HimalayaAmanecer en los HimalayaAmanecer en los Himalaya

El sol viene desde China
adolescentes planeando maldades.

Después, DS: un conjunto grande de palacios y templos que comparten dos religiones: hinduista y budista. Los viejos reyes nepaleses se las arreglaron para hacerlas convivir en paz e integración.

Es imponente, y uno de ellos, el Taleju (cerrado al público) es tremendo desde fuera. Subí a un restaurante de turistas (muy caro: 3.50 dólares una hamburguesa enorme) que está en un cuarto o quinto piso, frente al Taleju, y me quedé bobo. No pude saber exactamente qué es lo que me producía esa sensación de estar mirando algo MUY poderoso. Era muy bonito, una especie de pirámide en terrazas con una serie de templos arriba, pero algo en la construcción, sobre todo en las terrazas inferiores, lo hacía parecer sólidamente asentado, como un gigante de pies grandes asentados en el centro del mundo.

Desde ese lugar, también se podían ver varios montes del Himalaya, pero el Everest, que según el diligente camarero que me atendió (un muchacho de pueblo chico que trabaja para estudiar y quiere hacer periodismo y ciencia política, linda coincidencia) se puede ver en días claros, se escondía detrás de la gruesa capa de smog que vive sobre Katmandú.

En el templo de Shiva Parvati, un grupo de jóvenes ex-drogadictos VIH positivos, dibujaba con polvo de colores un gran listón rojo como parte de un acto de concienciación sobre el sida. Apenas pude hablar con ellos por la barrera de lenguaje, pero me encantó su valor de salir a cara descubierta en un país tan conservador y lleno de prejuicios.

En otro momento, me senté afuera del templo Trailokya Moran Narayan. Ya traía varios cazaturistas pegados y se sumó un boleador de zapatos (a mis botas ya les urgía una shaineada). Se las di y mientras trabajaba, se hizo una bolita de gente a mi alrededor: los guías-vendedores-facilitadores-etc no aflojaban en su noble intento de concertirme en cliente. Nos reíamos juntos porque ya me sabía sus cuentos y los divertía que se los contara yo mismo. ¡Pero no se rendían! Cuando me devolvieron el calzado y rechacé un último intento de enredarme por parte del lustrabotas, uno de ellos propuso ir a tomar te juntos, por lo menos. Ja ja, me imaginé condenado a una hora de charla de ventas, como en las de tiempos compartidos. Tal vez era buena onda, pero yo igual tenía prisa por acabar mi plan del día y regresar al hotel a escribir. ¡Chauuu!

Me dirigí al norte por Makhan Tole, una avenida que fue la principal por muchos años y que sólo fue pavimentada hace unas cuatro décadas. Una de las más encantadoras del mundo: si hoy había sentido vida, ahí se multiplicaba por diez (excepto la de mi cámara, cuya batería se agotó a pesar de que esta mañana estaba bien cargada --tantas imágenes, tantas fotos); si había visto gente, colores y movimiento, ésa es la fuente originaria de todo. Tiendas y más tiendas, sobre todo de brillantes saris y hermosas telas, expuestos como banderas en las peredes de los edificios.

Y las personas: motociclistas, conductores de ciclorickshaws, mujeres de edad muy engalanadas, chicas de secundaria con faldas por arriba de la rodilla, guiris con ojos impresionados como yo, monjes budistas...

Por fin llegué a la estupa Kathesimbhu. Oh, quécosamábonitachico. Tan colorida, tan alegre, una manera naïve y sincera de tomar la religión. Las pequeñas esculturas del Buda de alrededor tenían los ojos y los labios delicadamente coloreados. Del remate blanco de la estupa, casi como una antena, salían líneas de papeles de colores con inscripciones en tibetano. Y la propia estupa tenía, grande y de colores, cómo no, el símbolo de los ojos de Buda.

Recuerdo a un señor duranguense de hace muchos años al que le encantaba molestar a uno de mis amigos. "Ah, ¡qué Fulanito éste!", decía con acento marcado, "¡Cómo me cae bien! ¡Tan feo y tan contento!" Nosotros vemos a los nepaleses tan pobres, con un rey cavernario, es un país de las montañas al que todo ha llegado tarde, hasta el VIH (pero todo llega, como pude ver). Y son tan amables, alegres y creativos. Puedo sentir tanto poder. Hoy vi cosas bellísimas que nunca había imaginado y que no les puedo describir aquí: mimen al cochinito, aliméntenlo bien, con regularidad; ¡que no sepa que un día lo van a despanzonar para venir a conocer Nepal!


DÍA 220. KATMANDÚ, NEPAL: ¿ME HARÉ POLITEÍSTA?



Otra jornada de calles de Katmandú, con algunos aspectos nuevos: juegos de primaria, estrecha convivencia entre religiones, comentarios inesperados del futbol mexicano, un asomo de la banda rockera nepalesa y, lo más novedoso, ¡una diosa viviente!

Empecé donde terminé ayer, en la estupa Kathesimbhu, la de los cientos de colores y los ojos de Buda. Está frente a dos escuelas, una primaria y una secundaria, y me tocó el recreo, la plaza llena de niños que jugaban futbol y de niñas que saltaban esas ligas que dos de ellas se ponen en los tobillos (nunca supe el nombre).

Caminé otro buen rato hasta llegar al mandir Machhendranath Seto. En Nepal y muchas partes de India, es muy común que desde puertas en la calle se atraviesen pasadizos que conducen a patios interiores, hacia los que dan frente casas y edificios, con mucha vida de comunidad y, por supuesto, templos, unos pequeños y otros importantes, como éste (en el que se da la extraña situación de que es utilizado tanto por budistas como por hindúes --cada quien lo interpreta a su modo).

Siempre que entras a esos patios sientes que apareces en mundos nuevos: vienes de la ciudad activa y de pronto estás dentro de una estampa semirural. Esta vez fue más fuerte porque en el sitio vive una enorme cantidad de palomas y sus murmullos se concentran y rebotan en las paredes: nunca los había escuchado así, parecían provenir de pichones gigantescos y generaban un ambiente de profundidad. Justo frente al
Mochila, sleeping y montanhasMochila, sleeping y montanhasMochila, sleeping y montanhas

Como buen chauvinista, con la banderota ahi
templo, hay una escultura europea de una mujer en una túnica de tipo romano: aunque fue traída de París (según me explicó un simpático chaval, Siris), es adorada como la diosa del rayo, para que no se le ocurra darle duro al mandir.

Siris resultó ser aficionado del futbol latinoamericano y del mexicano, en particular. Lo describió como vistoso y de pases cortos, en oposición al juego europeo que abusa de lo aéreo. Yo le dije que sí a todo.

Regresé a Durbar Square, a disfrutar de la magia de esa concentración de templos. Se preparaba un "concierto por la paz" destinado a crear conciencia sobre el VIH, gratuito. Me quedé a observar a la banda rockera emocionarse y saltar, entre policías militarizados que los miraban alertas: no se imaginan lo que es un concierto en la Venustiano Carranza o cien mil personas en el Zócalo para ver a Café Tacuba. Los chicos de aquí son encantadoramente ingenuos. Ni un toque, ni una chela, nada de empujones, sólo muchas ganas de divertirse. El vocalista de una de las bandas cantaba con voz aguardientosa "hare Rama, hare Krsna", que es un mantra sagrado, pero no pude adivinar si era
Guapa nepaliGuapa nepaliGuapa nepali

Creo que me queria de marido
una burla o sólo una versión no autorizada.

Entre los asistentes estaba una chica muy joven y dinámica que he visto varias veces en Thamel, siempre tratando de sacarles algunas monedas a los turistas y con un bebé a la espalda. Nunca lo baja ni se muestra cansada, es como si fuera parte de su cuerpo. Pero ella parece demasiado joven y él demasiado viejo para ser madre e hijo: 12 y 2 años, calculo. Podría equivocarme.

Al mirarla caí en la cuenta de algo. En Pokhara, solía ir a un café internet donde atendía un chica nepalesa muy bonita y muy coqueta: empezó ofreciéndome te, después preguntaba por mi vida toda (hijos, esposa, novia...), y a mí me agradaba por simpática, hasta que... un día en que llegué temprano, ella no estaba y me ayudó el otro encargado. Me senté frente a la computadora. Un rato después, unas manos tomaron mis hombros y un aliento me dijo "namaste" (el saludo más popular en el subcontinente indio, "saludo a dios en ti") en la oreja. Volteé a verla con una sonrisa... que se me congéló en un instante: la muchacha traía un uniforme de bachillerato, con calcetas y
La kumari, la diosa-ninhaLa kumari, la diosa-ninhaLa kumari, la diosa-ninha

Foto de una postal
todo. ¿En qué estaba yo pensando que no me di cuenta? El "otro encargado" es su papá y debe ser poco mayor que yo. Dejé de ir a ese café.

Como en África y en India, en Nepal tengo problemas para estimar la edad de las mujeres. Las veo más jóvenes de lo que son, así que doy por hecho que deben ser mayores. Pero al ver a la nena del bebé a la espalda, entendí algo: las muchachas que le podrían interesar a un treintón están casadas, todas, desde hace mucho, o se metieron de monjas o les funciona muy mal el atrapanovios, por causas inaveriguables. Las chicas que me han estado coqueteando --algunas se han lanzado con todo-- no parecen muy jóvenes: ¡lo son! 16, 17, 18 años, apenas para casarse. Pobres chicas, imagino la presión que sufren, tanto la interior --a los 18 ya deben sentir que se están quedando-- como la de quienes las "quieren" --padres, hermanos, amigos, la gente del templo, la vecina metiche--. Si en México, que se supone que es una sociedad mucho más avanzada, nunca falta el alma caritativa que cree que está llamada por el cielo para meterse en la
Los Himalaya desde el avionLos Himalaya desde el avionLos Himalaya desde el avion

Las cumbres de los montes parecen islas sobre la capa de nubes
vida de los demás y juzgar cuándo deberían casarse (¿por qué no resuelven su propia vida, mejor?), en estas montañas guardianas del oscurantismo a las muchachas no se les dejan opciones y en plena adolescencia ya están cargando un bebé, un marido y cien angustias.

La que lo va a tener difícil es la diosa viviente cuando se le caiga la divinidad. Esto es de lo más raro: Katmandú y otras ciudades tienen Kumaris, chicas que se supone que son reencarnaciones de la diosa Taleju (la que tiene dedicado el templo impresionante que describí ayer). La escogen entre niñas de cierta casta de la tribu newari, de cuatro años de edad y con 32 requisitos físicos muy estrictos que van desde el color de sus ojos y la forma de sus dientes hasta el sonido de su voz. Además, su horóscopo (aquí los astrólogos tienen la vida asegurada) debe ser el adecuado. Las candidatas que quedan entran en un salón oscuro donde hombres con máscaras y cabezas de búfalo bailan y hacen ruidos terribles. Nada que pueda asustar a una diosa, aunque se trate de una chiquita de cuatro años, así que la que no se espantó (???) es la buena.

La llevan a vivir a un palacio en Durbar Square, de donde sale unas pocas ocasiones al año para participar en ceremonias y bendecir al rey. A veces se pasea en un patio, que es la única parte de su residencia a la que los infieles como yo podemos entrar. Su divinidad dura hasta que llega su primera menstruación. Entonces la regresan a su pueblo y buscan una nueva diosa.

Nunca faltan candidatas porque a la familia le va rebién: se va a vivir con ella y administra los pagos regulares que se le hacen, más la generosa dote-liquidación. A ella, en cambio, se le complican las cosas. No imagino qué transtornos psicológicos puede sufrir una niñita que crece con la idea de que es una diosa y de pronto, todavía muy joven, la expulsan del Olimpo para que caiga de nuevo entre los mortales.

Se dice que casarse con una ex-kumari es de mala suerte. Pero yo creo que los hipotéticos candidatos se lo piensan por otra cosa: si por lo regular cuesta trabajo hacer bajar a las muchachas a la Tierra, ¡imagínense ligarse a una ex-diosa!

(¡Bueno, bueno!... todas son diosas.)


DÍA 222. 4 DE DICIEMBRE DE 2005. NAGARKOT, AL PIE DE LOS HIMALAYA, NEPAL: SUNSET, SUNRISE



Cuando a las palabras les dan celos, se ponen caprichosas y difíciles para no dejarse agarrar. Creo que están demasiado acostumbradas a ser más imponentes que lo que describen. "Maravilloso", por ejemplo, es una palabra presumida que mira hacia abajo los objetos y asuntos a los que, graciosamente y tapándose la nariz con pinzas, se deja aplicar. Por eso pierden la cabeza (la línea, mejor dicho) cuando tienen que enfrentar algo verdaderamente grande, desusado, de lo que saben que se les va a escapar, que las hará ver como camisas estrechas que pueden reventar en cualquier momento. Entonces les llegan los celos, pero además los nervios más rabiosos, y nos dan la espalda para no hacer su trabajo. Así fue que perdí los adjetivos para describir a los Himalaya.

Salí ayer temprano de Katmandú hacia Bhaktapur, una hermosa ciudad de ambiente medieval donde me encontré con Sonal, Bini, Gabina y Jaime. Después subimos en un atestado autobús a Nagarkot, la cima de un cerro a 2000 metros del altura, mirando la cordillera. Tuvimos algunas vistas e incluso localizamos el Monte Everest, el techo del mundo: todavía está muy lejos, pero pudimos ver la cumbre a sus 8,848 metros de altura, iluminada por el sol.

Muchos más fáciles de ver, justo frente a nosotros, se levantaban el Dome Blanc (6,830 mts.), el Shishapangma (8,013), el Phurbi Ghyachu y el Limpo Ghyang (ambos de 7,083), el Dorje Lakpa (6,988) y el Gran Chempo, entre otros (6,387).

Caminamos arriba y abajo por algún rato hasta que Gabina y Jaime, que viajaban a Katmandú se tuvieron que ir. Sonal y Bini tuvieron que hacer lo mismo después, rumbo a Bhaktapur, pero antes tuve la última muestra (uy, no las volveré a ver en mucho tiempo) de lo conveniente que es viajar con hablantes de hindi (varias lenguas nepalíes derivan del hindi). Así me pude enterar de varios comentarios que hace la gente, el último de los cuales fue a través de una canción de moda que un grupo de adolescentes modificó para decir, cuando yo pasaba, "nunca he visto nada más raro que tú". Todos rieron. Y mis amigas se fueron.

Yo quise quedarme a pasar la noche, a pesar de que se anunciaba mucho frío y sigo con gripe (de todos modos, en KTM todo el mundo tiene gripe). Encontré un hotelito barato al final de un largo sendero, atendido por un chico muy simpático de 20 años, Prem, su esposa Sabita, de 19, su encantadora bebé Smriti (por esta vez, la palabra se dejó agarrar, pero es que le gustan los niños) y su amigo Raj.

El lugar tenía una terraza con vista, sin duda una de las mejores del lugar: no era tan amplia como la de algunos miradores que habíamos encontrado, pero era mucho más cercana a las montañas. Además, tenía una serie de valles a los pies, cada uno de ellos separado por altos cerros.

Los Himalaya son el resultado de un choque mucho más colosal que cualquiera que hayan creado los efectos especiales de Hollywood: el de India contra Asia, que sigue en desarrollo y eleva la altura de estas montañas de manera sostenida. En un mapa en relieve, el subcontinente aparece plano y uniforme hasta que llega a Nepal, donde la cordillera se levanta de manera casi vertical.

Conforme llegó la noche (brrrr, y más frío), en los valles empezaron a aparecer cientos de lucecitas. Las brumas y las rugosidades del terreno me habían impedido descubrir las casas y aldeas, y como el cielo también decidió descubrirme sus encantos (creo que nunca había visto uno más claro), las estrellas aparecieron como reflejos de los bulbos de los hombres, y las luces de abajo y las de arriba se extendían hacia lo lejos como tratando de unirse para crear una sola manta de ideas que brillan. Los Himalaya se les atravesaron, sin embargo, y son tan inmensos que no hay nada que hacer, sólo respetarlos.

Me desperté a las cinco y media para ver el amanecer. La cordillera discurre en forma diagonal, desde Pakistán y Cachemira, al noroeste, hasta Bután y China, al sureste, a lo largo de miles de kilómetros. Por eso, aunque a la altura en la que estoy los montes se ven al norte, a mi derecha la línea baja y el sol sale finalmente por atrás de los Himalaya.

Así fue apareciendo el astro, anunciado por nubes que amarilleaban y por la variedad de tonalidades del cielo, desde el azul ennegrecido hasta el dorado solar, a través de violetas y rojos. En los valles a mis pies se creó una extraña atmósfera al revelarse las capas de bruma, diferentes densidades que vestían las alturas de los cerros y desaparecían en las alturas para dejar visibles y sin obstáculos los altos picos nevados, que sólo se dejaban acompañar por algunas nubes sin miedo a las alturas, y por decenas de pájaros negros que a esas horas se estaban despertando y planeaban solitarios o en parvadas, sin advertir el fondo himaláyico que tenía su vuelo.


FIN





LA ETAPA DEL SUBCONTINENTE INDIO ESTA DIVIDIDA EN CUATRO PARTES.
VISITALAS A TRAVES DE ESTOS ATAJOS:

INDIA. DE MUMBAI A PUNE
INDIA. DE PUNE A SUNAULI
NEPAL
INDIA. DE DELHI A BANGALORE (aparece en marzo de 2006)


QUIERES CONOCER OTRAS ETAPAS DE MI VIAJE? QUIERES IR A SUDAFRICA, SWAZILANDIA, MOZAMBIQUE, TANZANIA, KENYA, INDIA, NEPAL, TAILANDIA, LAO (disponible a fin de octubre 2006), CAMBOYA (disponible a partir de noviembre 2006) O VIETNAM (disponible a partir de noviembre 2006)? HAY MAS DISPONIBLES EN MI PAGINA PRINCIPAL!

DO YOU WANT TO CHECK OUT OTHER STAGES OF MY TRIP? DO YOU WANT TO GO TO SOUTH AFRICA, SWAZILAND, MOZAMBIQUE, TANZANIA, KENYA, INDIA, NEPAL, THAILAND, LAO (available from November, 2006), CAMBODIA (available from November, 2006) OR VIETNAM (available from November, 2006)? YOU WILL FIND MORE OF MY TRIPS AVAILABLE AT MY MAIN PAGE!

Advertisement



4th March 2006

Hi
When do we get the English version. Good to hear from you. Everything alright I guess.
5th March 2006

Hermosas
Las fotos como siempre hermosas, hablando por sí mismas de lo espectacular del viaje y del corazón del viajero; animo amigo. Un abrazo
9th March 2006

fenomenal
Hola mi estimado Témoris, espero que estes preparando un libro sobre tu gran odisea, siguele echando ganas, aqui te leemos, mucha suerte
10th March 2006

mucho por ese fotógrafo
Sigo tu Travelblog con ansia, aunque nunca comente nada. Todos acá te respetamos profundamente por vivir el sueño decimonónico lordbyronesco. Eres un romántico (en el sentido vampírico de la palabra). Más que extrañarte te entraño. Pronto me gustaría darte la noticia que te visito en algun sitio de tu vuelta por el mundo Paspartú. Por cierto, es increíble cómo has aprendido a dominar el obturador. Así que además de un gran periodista, de regreso tendremos a un enorme fotógrafo. Bien...me va a costar horas de trabajo en el psicoanalista. Estoy verde d'envidia, caray. :) Mucho beso, mucha suerte. O como dicen en el teatro, mucha mierda para cada nuevo país.
22nd March 2006

SALUDOS.
Estamos muy preocupados por ti y tu salud...ya nos contarás en cuanto te recuperes de tu operación. Gracias por mantenernos al tanto de tu viaje. Como siempre excelsas tus narrativas.=D UN GRAN ABRAZO. Sabes que cuentas con cada uno de nosostros en lo que podamos apoyarte desde aqui.
30th July 2006

Es a propósito...no te hagas
Estoy de acuerdo en todo lo que comentan tus amigos y/o amigas sobre lo que escribes, las hermosas fotos y si tienes contemplado publicar tus aventuras y experiencia, pero lo que si no me gustó es que la foto donde estás con tus amigas (Bini y Sonal), la hayan tomado a contra luz o con una película inadecuada o lo que sea, pero "no les vi la cara" y eso me frustró, porque ante las fotos de la "Mami de Katmandú", bueno, uno se forma una idea y una espectativa. Así que te "exijo" que no nos dejes en ascuas y nos deleites con las fotos de tus amigas, para contemplar su belleza, porque mira que es bellísima la "Mami" Por eso y ante esta Mami, cabe el comentario de que le hagas saber a tu Mamá, que no debe preocuparse mucho de tí, porque somos "un chingo" los que te mandamos muy buenas vibras, para que "no te pase nada", así que por favor no se preocupe. No dejes de caminar y seguirnos deleitando mi buen amigo con tus "locuras", que tanta falta nos hacen, porque mira que la realidad de tu México, raya ya en la estupidez por parte de la Ultra-Derecha de mantenerse en el poder a costa de todo y a pesar de todo. Como te envidio Desde Tijuana. Tu amigo: El Jaime

Tot: 0.173s; Tpl: 0.031s; cc: 8; qc: 24; dbt: 0.0767s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1; ; mem: 1.3mb