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Published: November 19th 2011
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Debido al gran lapso de tiempo sin escribir en este blog, la segunda parte de mi viaje la relataré en una única entrada. Hace ya más de un año que viajé a Japón y aunque escribí aquello que más me impactó, muchas cosas tiendo a olvidarlas, y para evitar perder más recuerdos he decidido terminar y publicar este blog de una vez por todas.
9th Sep. Al llegar a Tokyo el primer lugar que visité fue Takeshita dori, en cuyas tiendas se visten las lolitas y demás tribus urbanas. Acto seguido fuimos al barrio de Kagurasaka y cenamos en el Canal Café, es un lugar muy recomendable para ir en pareja, muy romántico. El café, como su nombre indica está en el mismo canal y de día puedes coger una de las barcas del muelle y dar un bonito paseo.
10th Sep. Me levanté temprano para visitar Nikko, una experiencia bastante negativa, porque estaba muy cargado de turistas y los templos ya no me impactaban tanto como en Kyoto. Por la noche estuve esperando en el hotel New Otami a que saliera Mami de trabajar. La espera valió la pena. Un hotel de lujo y un restaurante acorde al hotel, con
un servicio de lujo. El único lujo que me permití en todo el viaje y porque nos invitaron. La cena estuvo espectacularmente buena. Mientras degustabamos los platos llegamos a probar 6 diferentes tipos de sake.
11th Sep. Este día Mami no trabajó, así que fuimos en tren hasta Tokaichipa, donde nos esperaba una buena fiesta de cumpleaños con su hermano y sus amigos. Una gente estupenda. Me encantó conocer a su hermano, aunque al principio fue muy tímido, poco a poco fuimos abriéndonos y hablamos mucho de nuestras dos culturas y sobre todo de la gastronomía, fue así como terminó hablandome de Omoide, un pequeño y pintoresco rincón del Tokyo más nocturno y adictivo. Una calle estrecha con bares de tapas diminutos, cutres y sucios. Vamos...que este chico es de los míos!
Al terminar la fiesta volvimos a Tokyo y después de cenar Mami me llevó al edificio del Ayuntamiento. Subimos a la última planta y allí aluciné con las increibles vistas de la ciudad. Fue un espectáculo único que recordaré durante mucho tiempo.
12th El siguiente día fuimos juntas a Kamakura, donde visitamos el Daibutsu o Gran Buda e hicimos algunas compras en la calle comercial. De vuelta en
casa me probé uno de los yukatas de Mami con unas geta, a modo de sandalias de madera. La idea nos entusiasmó. Hasta me hizo un recogido del cabello con chopsticks. Nos hicimos cantidad de fotos con el atuendo.
13th Por último, en la recta final del viaje no podía dejar de visitar el mercado de pescado. Si antes hemos recordado escenas de la película "lost in translation", los que hayáis visto "el mapa de los sonidos de Tokyo" de I.Coixet, seguro que recordaríes bien a de los protagonistas recorriendo los estrechas callejuelas del fish market. Lo que más me gustó fue verles trabajar y saber que llevaban desde las 5 de la mañana. La sensación de saberte rodeada de toneladas y toneladas de pescado es espeluznante. Una enorme máquina de picar hielo y dos hombres sobre ella, se dedicaban a estraerlo y venderlo ya picado a los mercaderes. Esas imágenes me cautivaron. Si no queréis perderos la subasta tenéis que ir de 5.30 a 6.30. Nosotras fuimos mucho más tarde, pero aún así es una visita obligada.
Más tarde comimos sushi en los alrededores, ya que la materia prima que se emplea en esta zona es la más fresca
por su cercanía al mercado.
Ya por la tarde, anduve sola por Akihabara (electric city) y kabukicho, donde los hoteles se pagan por horas y el protagonista en este escenario nocturno es el neón, en toda su amplia gama de colores. Llegué a entrar a un pequeño sex shop, por curiosidad y tras comprobar que son como los de aquí, me marché.
Más tarde quedé con Mami, quien quiso darme una sorpresa de pre-cumpleaños y me llevó a tomar unas cervezas a Omoide, la estrecha calle colmada de bares mugrientos y apestosos de la que me había hablado su hermano, pero muy auténticos! Salimos de ahi con unas cuantas cervezas en el cuerpo y Mami, pese a su timidez dijo de ir a un Karaoke porque sabía que me hacía mucha ilusión y los días anteriores se había negado. Desde luego no pude negarme y si encima estoy en otro país, todavía es más excitante. Lo que no sabía es que los karaokes en Japón son muy peculiares. Debido a lo extremadamente pudoroso de su caracter, los japos cantan en habitáculos reducidos y con sus amigos más cercanos. En nuestro caso nos dieron una cabina diminuta. A través de un
teléfono podíamos ordenar bocadillos, hamburguesas, cola-cola, etc. a modo de tele-pedido. Las canciones las elegiamos desde una tablet y los micros estaban listos. Inicialmente contratamos 1 hora de karaoke, que se convirtió en dos horas y media. La factura final ascendió a 80 euros, pero no me importó porque lo pasé muy bien escuchando a Mami cantar y hacerme los coros de "la donna è mobile" o "bad romance". Al volver a casa, me esperaba la última sorpresa, una tarta deliciosa que Mami había hecho por mi cumpleaños. Qué mona!
14th Sep. Al día siguiente recogí mis cosas y fui con Mami a la estación de Koenji, allí nos despedimos. Fue triste pero no dificil ya que parecía haber estado soñando y ahora, al emprender el regreso a España, poco a poco iba despertando.
Los aviones de regreso y la espera en el aeropuerto de Amsterdam fueron muy duros; sueño, soledad, sueño, soledad... Doblemente triste si es el día de tu cumpleaños. El más largo de mi vida, 29 horas para cumplir 34 años.
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